REPRESIÓN Y ABUSO DE PODER PRESENTE EN EL PASADO Y EL PRESENTE DE NUESTRA SOCIEDAD.
Un cierto día recibimos como información el hecho de que el agua de nuestro país ya no era estatal, otro día la luz, otro día el transporte y así nos fuimos alejando de la utopía de un pueblo que unido, lucha por sus derechos en una sociedad participativa e igualitaria, se recuerda con asombro y dolor como los gobernantes de hace un poco más de treinta años oprimían a los pueblos de Sudamérica, utilizando como respaldo las constituciones redactadas en muchos casos por ellos mismos, como señala Salvador González: ”Resulta verdaderamente sorprendente constatar que las políticas genocidas fueron ideadas y ejecutadas desde los más relevantes peldaños del aparato gubernamental, no obstante que existía un sistema jurídico apuntalado desde y por el texto constitucional. Este hecho nos lleva a pensar que la violencia estructural, los ataques a los disidentes, la no rendición de cuentas y la impunidad generalizada de las autoridades, ha estado y sigue estando protegida y encubierta por el orden jurídico vigente en el país”1. Pudiendo deducir de esto que los gobiernos, o más estrictamente, los gobernantes en muchos casos han tomado decisiones equivocadas basándose en su interés por lograr el beneficio propio, contrariamente a lo que en los inicios de la política se planteaba, considerando como deseo supremo el bienestar de todos los ciudadanos por sobre el bienestar propio o de unos pocos, generándose así una situación de exclusión con las minorías étnicas, con los trabajadores, con las mujeres, etc., o sea con la mayor parte de la población en directo beneficio con solo unos pocos, así también lo señala la Declaración de San José cuando dice que: “La exclusión económica, política, cultural y social, agudizada por la lógica depredadora del mercado, se ha profundizado en todas sus expresiones”, señala además que esta: “Afecta a la mayoría de la población y especialmente a aquellos grupos históricamente excluidos como las mujeres, las personas jóvenes, los niños y niñas, sectores campesinos, indígenas, adultos mayores, migrantes y afrodescendienes, entre muchos otros”2, es entonces necesario considerar en el caso de nuestro país señales de información como la existencia de un documento que declara los inconvenientes que previamente se anunciaron con respecto al sistema de transporte en la capital de nuestro país, si existía un conocimiento previo de los inconvenientes de la implementación de este sistema, sería absolutamente legítimo que los familiares de aquellas personas que murieron o recibieron daños en su integridad física en los primeros meses de funcionamiento del transantiago, tuvieran la posibilidad de reclamar por sus derechos, que podrían ser comparables a una tortura con premeditación por parte de las autoridades. Otro caso que podría señalarse es el hecho de que familias modestas y en muchos casos de extrema pobreza, a quince años de democracia aun no puedan ver la igualdad, y más aun, no tengan todavía la posibilidad de acceder a salud de calidad, lo que se considera como una necesidad básica junto a la alimentación; por ejemplo, se dice que la salud es gratuita y que en caso de necesitar una atención de urgencia, solo deben acercarse al consultorio más cercano, pero para esto parecen haber muchas salvedades, supongamos que una mujer de treinta y ocho años tiene un dolor abdominal fuerte y decide acudir al SAPU; para empezar, en los consultorios o en este caso los SAPU un doctor en más de un 40% de los casos recetará un antiespasmódico o inyectará Metamizol Sódico y le dará la orden de acudir al consultorio al día hábil siguiente, si su dolor vuelve o permanece, es posible que se acerque al servicio de urgencia del hospital más cercano, lo que significará una espera promedio de atención de cuatro horas, Luego del comienzo de la atención de un paramédico que tome su presión y temperatura, esperará por lo menos una hora a que la vea un médico, si es grave, deberá esperar en una camilla en los pasillos del hospital hasta que se desocupe una cama en el sector de medicina o cirugía, según corresponda, y así sucesivamente pasaría por una serie de procesos largos de mencionar hasta lograr que su situación se regularice; pero ¿qué pasaría si esta persona fuera parte del selecto grupo de beneficiados con la macroeconomía, fuera dueño de una empresa o un gran capitalista o una persona de clase media?, sin lugar a dudas la situación sería totalmente distinta, en menos de una hora tendría superado el imprevisto. Muchas veces se ha escuchado la famosa frase: “Estamos trabajando en eso”, pero aun siguen habiendo grandes diferencias sociales, lo que se acentúa con el crecimiento de las macroeconomías.
De lo anteriormente expuesto, se puede deducir entonces que la solución a los problemas sociales pasa por el mejoramiento de la educación, pero no al nivel de gobierno, sino que de aquellos que tienen en sus manos la educación de millones de niños y que deben partir por los cuarenta y cinco que hay en su sala, para que no vuelva a repetirse la obediencia ciega que ocurrió en el desastre de Antuco y así los niños de hoy, cuando sean adultos serán participantes de una nueva sociedad y tendrán las herramientas para saber luchar por sus derechos. Siempre hay unos pocos que se adelantan al progreso, en estos días se ha sabido de la lucha organizada de gran parte de trabajadores del cobre, hace algún tiempo los estudiantes de nuestro país se organizaron para tener una mejor educación y esto a es una señal de que la participación sirve, que es la forma correcta de buscar soluciones a los problemas que afectan nuestra sociedad, aunque siempre se debe tener en cuenta que deben utilizarse vías de comunicación que se enmarquen dentro de un clima de respeto, no debe haber abuso de poder por ninguna de las partes y las autoridades deben asumir compromisos reales, con aquellos que los han elegido, ellos no deben olvidar que los derechos, normas y leyes que defiendan, deben ser definidas considerando las necesidades de toda la población y no solo las de unos pocos o las suyas propias.
Es tiempo de:
Ø Hacer valer nuestro derecho a opinión.
Ø Oponernos a aquellas situaciones de abuso a las que nos veamos expuestos.
Ø Informarnos de cómo debemos actuar en caso de que estas se presenten.
Ø No dejar de denunciar situaciones de abuso o represión.
Solo así podremos construir una sociedad mejor.
1 “El desafío de los movimientos sociales en el siglo XXI” Licenciado, Salvador Alejandro González Ruiz * Secretario de capacitación sindical del SUTU de G, Revista Presencia sindical, Pág. 16.
2 Declaración de San José, Grito de los excluidos / as por trabajo justicia y vida, San José de Costa Rica, Septiembre de 2004, Pág. 1
Un cierto día recibimos como información el hecho de que el agua de nuestro país ya no era estatal, otro día la luz, otro día el transporte y así nos fuimos alejando de la utopía de un pueblo que unido, lucha por sus derechos en una sociedad participativa e igualitaria, se recuerda con asombro y dolor como los gobernantes de hace un poco más de treinta años oprimían a los pueblos de Sudamérica, utilizando como respaldo las constituciones redactadas en muchos casos por ellos mismos, como señala Salvador González: ”Resulta verdaderamente sorprendente constatar que las políticas genocidas fueron ideadas y ejecutadas desde los más relevantes peldaños del aparato gubernamental, no obstante que existía un sistema jurídico apuntalado desde y por el texto constitucional. Este hecho nos lleva a pensar que la violencia estructural, los ataques a los disidentes, la no rendición de cuentas y la impunidad generalizada de las autoridades, ha estado y sigue estando protegida y encubierta por el orden jurídico vigente en el país”1. Pudiendo deducir de esto que los gobiernos, o más estrictamente, los gobernantes en muchos casos han tomado decisiones equivocadas basándose en su interés por lograr el beneficio propio, contrariamente a lo que en los inicios de la política se planteaba, considerando como deseo supremo el bienestar de todos los ciudadanos por sobre el bienestar propio o de unos pocos, generándose así una situación de exclusión con las minorías étnicas, con los trabajadores, con las mujeres, etc., o sea con la mayor parte de la población en directo beneficio con solo unos pocos, así también lo señala la Declaración de San José cuando dice que: “La exclusión económica, política, cultural y social, agudizada por la lógica depredadora del mercado, se ha profundizado en todas sus expresiones”, señala además que esta: “Afecta a la mayoría de la población y especialmente a aquellos grupos históricamente excluidos como las mujeres, las personas jóvenes, los niños y niñas, sectores campesinos, indígenas, adultos mayores, migrantes y afrodescendienes, entre muchos otros”2, es entonces necesario considerar en el caso de nuestro país señales de información como la existencia de un documento que declara los inconvenientes que previamente se anunciaron con respecto al sistema de transporte en la capital de nuestro país, si existía un conocimiento previo de los inconvenientes de la implementación de este sistema, sería absolutamente legítimo que los familiares de aquellas personas que murieron o recibieron daños en su integridad física en los primeros meses de funcionamiento del transantiago, tuvieran la posibilidad de reclamar por sus derechos, que podrían ser comparables a una tortura con premeditación por parte de las autoridades. Otro caso que podría señalarse es el hecho de que familias modestas y en muchos casos de extrema pobreza, a quince años de democracia aun no puedan ver la igualdad, y más aun, no tengan todavía la posibilidad de acceder a salud de calidad, lo que se considera como una necesidad básica junto a la alimentación; por ejemplo, se dice que la salud es gratuita y que en caso de necesitar una atención de urgencia, solo deben acercarse al consultorio más cercano, pero para esto parecen haber muchas salvedades, supongamos que una mujer de treinta y ocho años tiene un dolor abdominal fuerte y decide acudir al SAPU; para empezar, en los consultorios o en este caso los SAPU un doctor en más de un 40% de los casos recetará un antiespasmódico o inyectará Metamizol Sódico y le dará la orden de acudir al consultorio al día hábil siguiente, si su dolor vuelve o permanece, es posible que se acerque al servicio de urgencia del hospital más cercano, lo que significará una espera promedio de atención de cuatro horas, Luego del comienzo de la atención de un paramédico que tome su presión y temperatura, esperará por lo menos una hora a que la vea un médico, si es grave, deberá esperar en una camilla en los pasillos del hospital hasta que se desocupe una cama en el sector de medicina o cirugía, según corresponda, y así sucesivamente pasaría por una serie de procesos largos de mencionar hasta lograr que su situación se regularice; pero ¿qué pasaría si esta persona fuera parte del selecto grupo de beneficiados con la macroeconomía, fuera dueño de una empresa o un gran capitalista o una persona de clase media?, sin lugar a dudas la situación sería totalmente distinta, en menos de una hora tendría superado el imprevisto. Muchas veces se ha escuchado la famosa frase: “Estamos trabajando en eso”, pero aun siguen habiendo grandes diferencias sociales, lo que se acentúa con el crecimiento de las macroeconomías.
De lo anteriormente expuesto, se puede deducir entonces que la solución a los problemas sociales pasa por el mejoramiento de la educación, pero no al nivel de gobierno, sino que de aquellos que tienen en sus manos la educación de millones de niños y que deben partir por los cuarenta y cinco que hay en su sala, para que no vuelva a repetirse la obediencia ciega que ocurrió en el desastre de Antuco y así los niños de hoy, cuando sean adultos serán participantes de una nueva sociedad y tendrán las herramientas para saber luchar por sus derechos. Siempre hay unos pocos que se adelantan al progreso, en estos días se ha sabido de la lucha organizada de gran parte de trabajadores del cobre, hace algún tiempo los estudiantes de nuestro país se organizaron para tener una mejor educación y esto a es una señal de que la participación sirve, que es la forma correcta de buscar soluciones a los problemas que afectan nuestra sociedad, aunque siempre se debe tener en cuenta que deben utilizarse vías de comunicación que se enmarquen dentro de un clima de respeto, no debe haber abuso de poder por ninguna de las partes y las autoridades deben asumir compromisos reales, con aquellos que los han elegido, ellos no deben olvidar que los derechos, normas y leyes que defiendan, deben ser definidas considerando las necesidades de toda la población y no solo las de unos pocos o las suyas propias.
Es tiempo de:
Ø Hacer valer nuestro derecho a opinión.
Ø Oponernos a aquellas situaciones de abuso a las que nos veamos expuestos.
Ø Informarnos de cómo debemos actuar en caso de que estas se presenten.
Ø No dejar de denunciar situaciones de abuso o represión.
Solo así podremos construir una sociedad mejor.
1 “El desafío de los movimientos sociales en el siglo XXI” Licenciado, Salvador Alejandro González Ruiz * Secretario de capacitación sindical del SUTU de G, Revista Presencia sindical, Pág. 16.
2 Declaración de San José, Grito de los excluidos / as por trabajo justicia y vida, San José de Costa Rica, Septiembre de 2004, Pág. 1
CREADO POR: GUDELIA PINCHEIRA Z.
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